La gastronomía viene dada en gran medida por el carácter de sus gentes. Alberga un amplio abanico de especialidades y platos típicos degustables todo el año, como por ejemplo el arroz con leche y el codero en salsa característico en la festividad de San Marcos, las patatas revolconas, matanzas del cerdo elaborando chorizos, morcillas de arroz, de calabaza, bútagos, jamones ... junto con el famoso salmorejo.
Un buen jamón regado con un excelente vino de nuestra tierra elaborado en bodegas por los agricultores hará la delicia del paladar más exigente.
Degustar carne en Santa María es garantía de disfrutar de un producto de inmejorable calidad. Sus restaurantes gozan de gran prestigio por la calidad que ofrecen sus servicios.
En primer lugar, hay que poner el arroz en una cazuela antiadherente y añadir agua fría hasta que lo cubra, con una pizca de sal. A continuación, hay que poner el recipiente en el fuego y dejarlo hervir durante cinco minutos, o hasta que se haya consumido el agua. Después, es necesario echar leche en la cazuela hasta que cubra el arroz y bajar el fuego al mínimo, para, posteriormente, añadir el limón y la canela en rama. Todo ello debe ser removido constantemente para que el arroz se vaya poniendo cremoso, poco a poco. Seguidamente, hay que dejar que continúe cociendo a fuego muy lento e ir añadiendo leche progresivamente según ésta se vaya consumiendo. Es necesario remover a menudo y dejarlo en el fuego durante dos horas. Una vez que se haya añadido toda la leche se agrega el azúcar y se remueve todo bien. Cuando ya esté incorporada toda la leche, se añade el azúcar, se da unas vueltas más para que se reparta bien y se retira del fuego.
Este postre se debe servir siempre frío, en cuencos individuales, y es posible espolvorear canela por la superficie para decorar y dar sabor.
En una cazuela de barro, se pone aceite y cuando esté bien calentito se incorpora el tocino cortado en tiras no muy pequeñas porque encojen, se fríe bien y se retira. Ese mismo aceite se ponen los ajos cortados en 4 partes y se añade el pimentón, se baja el fuego para que no se quemen.
A continuación, se pone una puntita de la guindilla más o menos grande según te guste de picante, a esto se le incorporan las patatas cortadas en dados pequeños y se cubre de agua, se sube el fuego y cuando empiecen a cocer fuerte pues se las menea, o sea se revuelven hasta que queden totalmente desechas. ¡Ojo! saltan y eso quema.
Este plato debe servir caliente, con los tocinillos por encima.
Nota: no vale cocer las patatas aparte, pues no queda igual.